* Memorabilidad versus compensación de complejidad: Las contraseñas deben ser memorables para que el usuario las use realmente, pero las contraseñas fácilmente memorables a menudo son débiles y adivinables. Esto lleva a los usuarios a elegir contraseñas simples o reutilizarlas en múltiples cuentas.
* Reutilizando contraseñas: Las personas a menudo reutilizan la misma contraseña (o ligeras variaciones) en múltiples sitios web y servicios. Si uno de esos servicios se ve comprometido, todas las cuentas que usan esa contraseña se vuelven vulnerables.
* Phishing and Social Engineering: Los atacantes pueden engañar a los usuarios para que revelen sus contraseñas a través de correos electrónicos de phishing, sitios web falsos o tácticas de ingeniería social.
* Almacenamiento y administración de contraseñas: Los usuarios pueden escribir sus contraseñas, almacenarlas en ubicaciones inseguras (como un archivo de texto sin formato) o usar administradores de contraseñas débiles.
* Dispositivos comprometidos: Si el dispositivo de un usuario está infectado con malware, el malware podría robar contraseñas almacenadas en el dispositivo.
* Creación de contraseña débil: Los usuarios pueden elegir contraseñas que sean fácilmente adivinables, como palabras de diccionario, nombres comunes o patrones predecibles.
* Irigas de datos: Incluso si un usuario tiene una contraseña segura, puede verse comprometido si el sitio web o el servicio usan experimenta una violación de datos.
Si bien las políticas de contraseña segura y las salvaguardas técnicas pueden mitigar algunos de estos riesgos, el comportamiento humano sigue siendo el enlace más débil en la seguridad de la contraseña. Esta es la razón por la cual la autenticación multifactor (MFA) es tan importante, ya que agrega una capa adicional de seguridad más allá de la contraseña.