* Centros de datos: Proteger el valioso equipo informático del daño por incendio sin causar daños por agua o dejar residuos que podrían dañar la electrónica sensible.
* Museos y archivos: Protección de artefactos y documentos irremplazables del daño del fuego.
* Instalaciones de telecomunicaciones: Protección de equipos de telecomunicaciones sensibles.
* Instalaciones industriales: Protección de equipos o procesos especializados del incendio.
* avión: Protección de aviónica sensible y compartimentos de pasajeros.
* Plataformas en alta mar: Protección de equipos sensibles en entornos duros.
Su ventaja clave es su falta de toxicidad e impacto ambiental en comparación con los agentes mayores basados en Halon. Sin embargo, es un potente gas de efecto invernadero y su uso está cada vez más regulado.