* Violaciones HIPAA: Los médicos manejan la información de salud protegida (PHI) bajo la Ley de Portabilidad y Responsabilidad del Seguro de Salud (HIPAA). Una red WiFi no garantizada hace que esta PHI sea vulnerable a la intercepción por parte de piratas informáticos o actores maliciosos. Si los datos del paciente se comprometen a través del WiFi, el médico enfrenta importantes sanciones legales y financieras.
* malware y phishing: Una red WiFi abierta o mal asegurada es un objetivo principal para las infecciones por malware. El personal y los médicos que usan la red podrían descargar sin saberlo malware a través de correos electrónicos de phishing o sitios web infectados. Este malware podría acceder y cifrar datos de pacientes, o robar credenciales de inicio de sesión a otros sistemas.
* Irigas de datos: Los datos sin cifrar transmitidos a través de una red WiFi no garantizada se pueden interceptar fácilmente utilizando herramientas fácilmente disponibles. Esto expone registros de pacientes, información financiera y otros datos confidenciales al robo.
* amenazas internos: Si bien no está directamente relacionado con el WiFi en sí, una red mal asegurada puede facilitar que los empleados descontentos o las personas no autorizadas accedan a datos confidenciales. Las contraseñas débiles o la falta de controles de acceso exacerban este riesgo.
* ataques de hombre-in-the-meddle: Los piratas informáticos pueden interceptar la comunicación entre la computadora de un médico y otros sistemas (por ejemplo, sistemas de registros de salud electrónicos) en una red no garantizada, alterando o robando datos.
* Falta de cifrado: Muchas redes WiFi públicas carecen de cifrado, lo que significa que los datos transmitidos se envían en texto plano, fácilmente legible por cualquier persona que monitoree la red. Incluso con una red privada, los protocolos de cifrado débiles lo hacen vulnerable.
En resumen, los riesgos provienen del potencial de acceso no autorizado a datos confidenciales transmitidos a través de la red, si esos datos son registros de pacientes, información financiera o comunicaciones confidenciales. Las fuertes medidas de seguridad, como contraseñas robustas, cifrado (WPA2/WPA3), firewalls, sistemas de detección de intrusos y auditorías de seguridad regulares, son cruciales para mitigar estos riesgos.