* Latencia baja: UDP no requiere un apretón de manos o un establecimiento de conexión como TCP. Esto lo hace mucho más rápido, lo que resulta en una menor latencia. Esto es crucial para aplicaciones donde la velocidad es primordial, incluso a costa de confiabilidad. Los ejemplos incluyen juegos en línea, videoconferencia (transmisión en tiempo real) y búsqueda de DNS.
* Eficiencia: Debido a la falta de sobrecarga de conexión, UDP es más eficiente en términos de uso de ancho de banda. Cada datagrama se envía de forma independiente, sin los bytes adicionales asociados con la verificación de errores de TCP y el control de flujo.
* Soporte de transmisión y multidifusión: UDP admite de forma nativa de transmisión y multidifusión, lo que significa que se puede enviar un solo paquete a múltiples destinatarios simultáneamente. Esto es vital para aplicaciones como la sincronización de tiempo de red (NTP) y algunos tipos de transmisión.
* Implementación simple: El diseño más simple de UDP conduce a una implementación más fácil tanto en software como en hardware. Esto puede traducirse en un tamaño de código más pequeño y un menor consumo de recursos.
En resumen, el valor de UDP radica en su velocidad y eficiencia, lo que lo hace adecuado para aplicaciones donde el riesgo de pérdida de paquetes es aceptable a cambio de una transmisión más rápida. La aplicación en sí es a menudo responsable de implementar los mecanismos de confiabilidad necesarios. Mientras que TCP garantiza la entrega, UDP sacrifica que garantizan la velocidad.