* Transmisión más rápida: Los archivos más pequeños descargan y cargan más rápido a través de Internet o red.
* menos espacio de almacenamiento: Requieren menos espacio de almacenamiento en discos duros, tarjetas de memoria y almacenamiento en la nube.
* Eficiencia mejorada: Reducen el consumo de ancho de banda y mejoran el rendimiento de las aplicaciones que manejan imágenes.
Hay dos tipos principales de compresión de imágenes:
* Compresión con pérdida: Este método elimina permanentemente algunos datos de imagen para lograr mayores relaciones de compresión. Si bien resulta en tamaños de archivo más pequeños, se pierden algunos detalles, lo que lleva a una ligera (o a veces notable) reducción en la calidad de la imagen. Los ejemplos incluyen JPEG (grupo conjunto de expertos fotográficos) y algunas variaciones de WebP. La compresión con pérdida se usa comúnmente para fotografías y otras imágenes donde la pérdida de calidad menor es aceptable.
* Compresión sin pérdidas: Este método comprime la imagen sin descartar ningún dato. La imagen original se puede reconstruir perfectamente a partir del archivo comprimido. Los tamaños de archivo son generalmente más grandes en comparación con la compresión con pérdida, pero la calidad de la imagen sigue siendo impecable. Los ejemplos incluyen PNG (Portable Network Graphics), GIF (formato de intercambio gráfico) y algunas variaciones de WebP. La compresión sin pérdidas se prefiere para imágenes con líneas afiladas, texto o gráficos donde preservar cada detalle es crucial.
La elección entre compresión con pérdida y sin pérdida depende de la aplicación específica y del nivel aceptable de pérdida de calidad. Por ejemplo, las fotografías compartidas en las redes sociales pueden usar compresión con pérdida, mientras que un logotipo para el sitio web de una empresa probablemente se beneficiaría de la compresión sin pérdidas.