Las características clave de una IU orientada a resultados incluyen:
* Flujos de tareas claros y concisos: El viaje del usuario se simplifica, con clics y pantallas mínimas necesarias para alcanzar el resultado deseado.
* Llamadas prominentes a la acción: Las acciones importantes son claramente resaltadas y fácilmente accesibles.
* Diseño minimalista: Se eliminan elementos innecesarios para evitar abarrotar la interfaz y distraer al usuario.
* Manipulación directa: Los usuarios interactúan directamente con el contenido y los controles, en lugar de navegar a través de menús o diálogo complejos.
* Indicadores de retroalimentación y progreso: Los usuarios son informados sobre el progreso de sus tareas y reciben comentarios claros sobre sus acciones.
* Prevención de errores: El diseño anticipa posibles errores y evita que ocurran. Si se producen errores, se proporcionan mensajes de error útiles y concisos.
* Enfoque de finalización de tareas: La interfaz de usuario está diseñada en torno a la finalización de tareas específicas, en lugar de explorar varias características.
Ejemplos:
* Una calculadora en línea simple: El enfoque se centra únicamente en realizar cálculos, sin características extrañas.
* Un proceso de pago optimizado: El objetivo es completar la compra de manera rápida y fácil, con campos de forma mínimos y distracciones.
* Una aplicación de gestión de tareas con una lista de tareas claras y controles intuitivos: El enfoque está en administrar tareas de manera efectiva, no en explorar varias opciones de personalización.
A diferencia de una interfaz de usuario rica en características que podría contar con muchas campanas y silbatos, una IU orientada a los resultados prioriza la usabilidad y la eficiencia sobre una extensa funcionalidad. Es ideal para situaciones en las que la velocidad y la finalización de la tarea son primordiales, como flujos de trabajo críticos, sistemas de emergencia o aplicaciones dirigidas a usuarios novatos.