* Los requisitos del programa de usuario: Un programa computacionalmente intensivo podría tolerar una sobrecarga más alta que una aplicación en tiempo real con estrictas restricciones de latencia. Un juego que requiere velocidades de cuadro rápidas es mucho más sensible a la sobrecarga que a un trabajo de procesamiento por lotes.
* Los recursos de hardware: Un sistema con amplia CPU, memoria y capacidad de E/S puede manejar una sobrecarga más alta que un sistema limitado por recursos.
* El tipo de sobrecarga: La supervisión de la gestión de la memoria puede ser menos notable que la sobrecarga de la E/S de disco, especialmente para programas que están vinculados a E/S. El cambio de sobrecarga de contexto puede ser significativo en entornos multiproceso.
* La definición de "bajo rendimiento": Lo que constituye un "bajo rendimiento" es subjetivo y depende de las expectativas del usuario.
En lugar de un porcentaje, un mejor enfoque es monitorear las métricas de rendimiento del sistema (utilización de la CPU, uso de memoria, E/S de disco, latencia de red, etc.) e identificar cuellos de botella. Si estas métricas indican que la sobrecarga del sistema está afectando significativamente el rendimiento de los programas de usuario, entonces se necesita acción (por ejemplo, optimizar el sistema, actualizar el hardware o mejorar la eficiencia del programa).
En resumen, no hay un número mágico. Concéntrese en * monitoreo * y * analizar * el rendimiento en lugar de apuntar a un porcentaje arbitrario de gastos generales.