* Estabilidad: Sin la gestión adecuada de la memoria, los programas pueden sobrescribir la memoria de los demás, lo que lleva a bloqueos (inestabilidad del sistema). El sistema operativo necesita garantizar que cada proceso tenga su propio espacio dedicado y evite el acceso no autorizado.
* Rendimiento: La gestión eficiente de la memoria asegura que los recursos del sistema se usen de manera óptima. Si la memoria no se gestiona de manera efectiva, los procesos pueden tener que esperar mucho tiempo para que la memoria esté disponible, lo que lleva a desaceleraciones y cuellos de botella de rendimiento. Las técnicas como el almacenamiento en caché y la paginación mejoran significativamente el rendimiento mediante el uso estratégico de RAM y el espacio en disco.
* Seguridad: La gestión de la memoria es crucial para la seguridad porque controla qué procesos tienen acceso a qué ubicaciones de memoria. Un defecto en la gestión de la memoria puede crear vulnerabilidades que el software malicioso puede explotar para obtener acceso no autorizado a datos confidenciales o tomar el control del sistema. Es por eso que los ataques de desbordamiento del búfer, por ejemplo, son tan dañinos.
* Asignación de recursos: El sistema operativo debe asignar y desasignar la memoria dinámicamente a medida que los procesos se crean y terminan. Esto implica el seguimiento de qué partes de la memoria están en uso y cuáles son gratuitas, lo que garantiza una asignación justa entre los procesos competitivos.
En resumen, las capacidades de gestión de memoria del sistema operativo determinan si el sistema se ejecuta sin problemas, de manera eficiente y segura. La falla en esta área a menudo conduce a la inestabilidad del sistema, las violaciones de seguridad y el mal funcionamiento de la aplicación.