1. Consistencia y regularidad: El sistema debe ser en gran medida consistente en su representación de sonidos (grafemas a fonemas). Un alto grado de regularidad hace que el sistema sea más fácil de aprender y usar. Esto no significa que la regularidad completa sea posible o incluso deseable (ver más abajo), pero minimizar las excepciones impredecibles es crucial.
2. Transparencia/previsibilidad: La ortografía de una palabra debe ser en gran medida predecible a partir de su pronunciación, y viceversa. Esto permite a los alumnos deducir la ortografía de palabras desconocidas en función de su conocimiento de pronunciación y patrones de ortografía existentes.
3. Consistencia morfológica: La ortografía de las palabras debe reflejar su estructura morfológica (palabras raíz, prefijos, sufijos). Mantener una ortografía constante para los morfemas en diferentes palabras ayuda al aprendizaje y comprender las relaciones de las palabras. Por ejemplo, el sufijo "-tion" debe deletrear consistentemente en palabras como "acción", "educación" y "relación".
4. Simplicidad y facilidad de aprendizaje: El sistema debe ser relativamente fácil de aprender y dominar, minimizando el número de reglas y excepciones arbitrarias. Esto implica equilibrar la necesidad de precisión con la necesidad de accesibilidad.
5. Distinto: El sistema debe emplear ortografía distinta para diferentes sonidos para evitar la ambigüedad. Esto es particularmente importante para pares mínimos (palabras que difieren en solo un sonido).
6. Amplitud de cobertura: El sistema necesita representar el rango de sonidos que se encuentran en el lenguaje con precisión y eficiente. Esto a menudo requiere compromisos:ningún sistema puede capturar perfectamente todos los matices de pronunciación.
7. Consideraciones históricas (con advertencias): Mientras que un sistema puramente fonético a menudo se considera ideal desde un punto de vista puramente lógico, la evolución histórica de un lenguaje afecta su sistema de ortografía. Una revisión completa de un sistema puramente fonético podría ser perjudicial y perder importantes conexiones etimológicas. Sin embargo, las reformas deben apuntar a reducir las inconsistencias históricas innecesarias que obstaculizan la legibilidad y el aprendizaje.
8. Adaptabilidad: Un buen sistema de ortografía debe ser lo suficientemente flexible como para acomodar los cambios en la pronunciación con el tiempo. Esto podría implicar una reforma gradual en lugar de la agitación radical.
Es crucial reconocer las compensaciones inherentes: Un sistema perfectamente consistente y regular puede ser demasiado simplista y no poder capturar los matices de los sonidos de un idioma. Por el contrario, un sistema que captura todos los detalles fonológicos sutiles podría ser excesivamente complejo y difícil de aprender. Un buen sistema necesita encontrar un equilibrio. El inglés, por ejemplo, lucha por equilibrar estos principios debido a su evolución histórica, lo que resulta en un sistema relativamente irregular.