* Sitios web: Estos son el tipo más común, desde artículos de noticias y enciclopedias (como Wikipedia) hasta informes gubernamentales y revistas académicas.
* bases de datos: Estas son colecciones organizadas de información, que a menudo requieren suscripciones o membresías para acceder. Pueden contener artículos académicos, imágenes, videos u otros tipos de datos. Los ejemplos incluyen JSTOR, PubMed y LexisNexis.
* Libros en línea: Libros electrónicos disponibles a través de bibliotecas o minoristas en línea.
* Revistas y revistas en línea: Versiones digitales de publicaciones impresas.
* Publicaciones en las redes sociales (con precaución): Si bien no siempre es confiable, las redes sociales a veces pueden proporcionar información o perspectivas oportunas, pero deben tratarse con un ojo crítico y verificarse de otras fuentes.
* blogs y foros: Similar a las redes sociales, estos pueden ofrecer información, pero requieren una evaluación cuidadosa para la credibilidad y el sesgo.
* Archivos digitales: Colecciones de documentos históricos, fotos y otros materiales disponibles en línea.
La diferencia clave entre una referencia en línea y una referencia tradicional (como un libro impreso) es su accesibilidad a través de Internet. Sin embargo, es importante recordar que no toda la información en línea es creíble o precisa, por lo que es crucial evaluar la confiabilidad de la fuente antes de usarla.