* interoperabilidad: Los diferentes dispositivos y redes (por ejemplo, de diferentes fabricantes, sistemas operativos o países) deben poder comunicarse entre sí. Un conjunto de protocolo común asegura que todos estos sistemas dispares "hablen el mismo idioma", lo que permite un intercambio de datos sin problemas. Sin él, cada sistema necesitaría tener su propio método de comunicación único, lo que hace que la interoperabilidad sea casi imposible.
* Estandarización: Los suites de protocolos proporcionan reglas y formatos estandarizados para envases de datos, direccionamiento, enrutamiento, detección de errores y control de flujo. Esta estandarización previene el caos y la confusión, lo que permite la transmisión de datos predecible y confiable. Sin estándares, los datos serían interpretados de manera diferente por diferentes sistemas, lo que lleva a errores y fallas.
* Eficiencia: Las suites de protocolo bien diseñadas optimizan el proceso de transmisión. Manejan tareas como segmentación de datos, reensamblaje, corrección de errores y control de congestión de manera eficiente, asegurando que los datos se entreguen de manera rápida y confiable. Una solución personalizada para cada red probablemente sería menos eficiente y más propensa a los errores.
* Seguridad: Muchas suites de protocolo incorporan mecanismos de seguridad como el cifrado y la autenticación para proteger los datos durante la transmisión. Un estándar común asegura que estas características de seguridad sean consistentes y confiables en diferentes redes, proporcionando una mejor postura de seguridad general.
* Facilidad de desarrollo: Los desarrolladores pueden aprovechar las herramientas, bibliotecas y experiencia existentes relacionadas con un conjunto de protocolo común, lo que hace que sea mucho más fácil y más rápido desarrollar aplicaciones de red. Construir todo desde cero para cada red sería excepcionalmente lento y costoso.
En esencia, un conjunto de protocolo común (como TCP/IP) actúa como un traductor universal y conjuntos de reglas, lo que permite el intercambio suave y eficiente de datos a través de redes geográficamente dispersas y tecnológicamente diversas. Sin ella, el Internet moderno tal como lo conocemos simplemente no existiría.