El punto de control permite que el sistema guarde periódicamente su estado para el almacenamiento persistente. Si se produce una falla (por ejemplo, un corte de energía, bloqueo del sistema o error de software), el sistema se puede reiniciar desde el último punto de control guardado en lugar de desde el principio. Esto reduce significativamente el tiempo y los recursos perdidos debido a las interrupciones inesperadas, mejorando la confiabilidad general y la resiliencia. Es particularmente útil para cálculos o procesos de larga duración.