1. Explotación de vulnerabilidades: Esto implica aprovechar las debilidades en el software (sistema operativo, aplicaciones, navegadores web) o la configuración de su computadora. Esto podría ser a través de un software obsoleto con fallas de seguridad conocidas, firewalls mal configurados o incluso exploits de día cero (vulnerabilidades recién descubiertas). El hacker podría usar malware para explotar estas vulnerabilidades, a menudo sin su conocimiento.
2. Ingeniería social: Esto manipula a los usuarios para que renuncien información o tomen acciones que comprometan su seguridad. Esto podría incluir correos electrónicos de phishing (engañarlo para hacer clic en enlaces maliciosos o revelar contraseñas), pretexto (hacerse pasar por alguien en quien confía) o cebar (atraerlo a hacer clic en algo sospechoso). Esto se basa en el error humano, no necesariamente un defecto técnico.
3. Acceso físico: Si un hacker obtiene acceso físico a su computadora, puede instalar malware, robar datos directamente desde el disco duro o incluso evitar medidas de seguridad por completo. Esto puede suceder si alguien tiene acceso a su hogar o lugar de trabajo, o si deja su computadora desatendida en un lugar público.
Es importante tener en cuenta que estas categorías no son mutuamente excluyentes; Un ataque sofisticado a menudo combina varios métodos.