Las características clave generalmente incluyen:
* Programación: Definición de cuándo debe ejecutarse una tarea, utilizando varias opciones como:
* tiempos específicos: Ejecutar en una hora y fecha precisas.
* intervalos recurrentes: Ejecute diariamente, semanalmente, mensual, etc., en momentos o intervalos especificados.
* Ejecución única: Ejecutar solo una vez en un momento específico.
* en el evento desencadenantes: Ejecute cuando ocurra un evento específico del sistema (por ejemplo, inicio de sesión/logro de usuario).
* Definición de la tarea: Especificando el comando o el programa que se ejecutará. Esto podría incluir:
* archivos ejecutables (.exe, .bat, .sh, etc.)
* Scripts (PowerShell, Python, etc.)
* Comandos del sistema
* Contexto de usuario: Definición de la cuenta de usuario bajo la cual debe ejecutarse la tarea. Esto es crucial para los permisos y los derechos de acceso.
* Manejo de errores: Opciones para manejar errores que pueden ocurrir durante la ejecución de la tarea, como enviar notificaciones por correo electrónico o eventos de registro.
* Dependencias: Definición de dependencias entre tareas, por lo que una tarea solo se ejecuta después de que otra se haya completado con éxito.
Ejemplos de utilidades de tareas programadas incluyen:
* Programador de tareas (Windows): Incorporado a los sistemas operativos de Windows.
* cron (linux/macOS/unix): Una poderosa utilidad de línea de comandos para tareas de programación.
* Schtasks (Utilidad de línea de comandos de Windows): Una interfaz de línea de comandos para administrar tareas programadas.
Las características e interfaz específicas pueden variar según el sistema operativo y la utilidad utilizada, pero la función central sigue siendo las mismas:automatizar la ejecución de tareas en tiempos o intervalos predefinidos.