Degradación del rendimiento:
* ralentizaciones: El efecto más obvio es una disminución significativa en la capacidad de respuesta general del sistema. Las aplicaciones se ejecutarán lentamente y los usuarios experimentarán retrasos y retrasos notables.
* Aumento de la latencia: El tiempo que tarda en completar las tareas aumentará dramáticamente. Esto es especialmente problemático para aplicaciones interactivas y sistemas en tiempo real.
* La aplicación se bloquea: Las CPU sobrecargadas pueden conducir a la inestabilidad de la aplicación y los bloqueos debido a la inanición de recursos. Es posible que las aplicaciones no puedan obtener el tiempo de procesamiento necesario para funcionar correctamente.
* Cambio de contexto excesivo: El sistema operativo cambia constantemente entre diferentes procesos, asignándoles pequeñas rebanadas de tiempo de CPU. Demasiados trabajos intensivos en CPU obliga al SG a cambiar de contexto con más frecuencia, lo que lleva a una sobrecarga y reduce la eficiencia general. Esto es como cambiar constantemente en un automóvil, desperdiciando tiempo y energía.
Agotamiento de recursos:
* Utilización de CPU alta: El uso de la CPU permanecerá constantemente en o cerca del 100%, lo que indica que se utiliza completamente y no puede manejar ninguna tarea adicional.
* Cuellos de botella de memoria: Las tareas intensivas en CPU a menudo requieren memoria significativa. Demasiados de ellos pueden conducir al agotamiento de la memoria, causando inestabilidad del sistema, intercambio (mudanza de datos entre la RAM y el disco duro) y una mayor degradación del rendimiento.
* I/o cuellos de botella: Si bien principalmente unido a la CPU, la actividad excesiva de la CPU puede afectar indirectamente las operaciones de E/S (entrada/salida) a medida que el sistema lucha por manejar las transferencias de datos hacia y desde los dispositivos de almacenamiento.
* congestión de la red (indirecta): Si los trabajos intensivos en CPU implican la comunicación de la red, el aumento de la carga puede conducir a la congestión de la red, ralentizando las tareas relacionadas con la red.
Inestabilidad del sistema:
* Sistema cuelga/congela: En casos extremos, el sistema puede volver a responder completamente, lo que requiere un reinicio duro.
* Corrupción de datos: Si la sobrecarga de la CPU afecta los procesos que manejan el almacenamiento o manipulación de datos, puede conducir a la corrupción de datos.
* Panics del núcleo (en sistemas similares a Unix): El núcleo del sistema operativo podría bloquearse debido al agotamiento de los recursos o los errores causados por la carga excesiva de la CPU.
En resumen, ejecutar demasiados trabajos intensivos en CPU abruma las capacidades de procesamiento del sistema, lo que lleva a una degradación significativa del rendimiento, agotamiento de recursos e inestabilidad potencial del sistema. La gestión adecuada de los recursos, las tareas de priorización y la limitación del número de procesos concurrentes intensivos en CPU son cruciales para mantener un sistema estable y receptivo.