* Resolución y actualización de actualización: Una GPU más sofisticada puede impulsar resoluciones más altas (por ejemplo, 4K, 8K) y actualizar las tasas (por ejemplo, 120Hz, 144Hz, 240Hz) que una menos poderosa. Una GPU de gama baja podría tener dificultades para generar una imagen suave a altas resoluciones y actualizaciones de actualización, lo que lleva a tartamudeo o bajas velocidades de cuadro. Por lo tanto, la selección del monitor debe considerar las capacidades de la GPU para evitar comprar un monitor que la GPU no pueda utilizar completamente.
* Profundidad de color y soporte HDR: Las GPU de alta gama a menudo admiten profundidades de color más altas (por ejemplo, de 10 bits, 12 bits) y tecnologías HDR (rango dinámico de alto). Estas características requieren monitores capaces de mostrar el aumento de la información de color y el rango dinámico. Una GPU básica no se beneficiará de un monitor HDR de alta gama, lo que hace que algunas de sus características sean inútiles.
* Versiones de Displayport y HDMI: Las GPU modernas admiten varias versiones de DisplayPort y HDMI, cada una que ofrece diferentes capacidades de ancho de banda. Se necesitan versiones de mayor ancho de banda (por ejemplo, DisplayPort 1.4, HDMI 2.1) para respaldar resoluciones más altas, actualizaciones de actualización y HDR en todo su potencial. El monitor debe tener puertos compatibles para aprovechar estas capacidades. Una GPU con DisplayPort 2.0 no se beneficiará de un monitor solo que admite DisplayPort 1.2.
* Tecnologías de sincronización adaptativa (Freesync, G-Sync): Las GPU sofisticadas a menudo admiten tecnologías de sincronización adaptativa como AMD Freesync o Nvidia G-Sync. Estas tecnologías sincronizan la velocidad de fotogramas de la GPU con la velocidad de actualización del monitor, eliminando el desgarro de la pantalla y la tartamudez. Para utilizar estas características, necesita un monitor que sea compatible con la tecnología de sincronización adaptativa específica que admite su GPU.
* Soporte de múltiples monitores: Las GPU de alta gama a menudo admiten múltiples configuraciones de monitor con mayores resoluciones y tasas de actualización por monitor en comparación con las tarjetas de nivel de entrada. Elegir monitores debe considerar la carga total en la GPU.
* Consumo de energía: Las GPU más sofisticadas tienden a ser más hambrientas de poder. Esto impacta el consumo general de energía del sistema y podría requerir un monitor más eficiente de potencia para evitar un impulso excesivo. Aunque esta es una influencia menos directa, es una consideración para los constructores de sistemas.
En esencia, la GPU actúa como un cuello de botella. Elegir un monitor con capacidades que excedan lo que su GPU puede manejar es un desperdicio. Por el contrario, limitar su elección de monitor a las especificaciones significativamente por debajo de las capacidades de su GPU significa que no está aprovechando al máximo su inversión de hardware. Por lo tanto, el proceso de selección siempre debe considerar las limitaciones y las fortalezas de la GPU para lograr un equilibrio óptimo.