La extensión de archivo
es la propiedad más utilizada para determinar el tipo de un archivo. Sin embargo, esto no es infalible ya que la extensión puede ser incorrecta o falta. Los métodos más confiables, aunque más complejos, implican inspeccionar el contenido del archivo
(por ejemplo, buscando "números mágicos" específicos o firmas al comienzo del archivo que son exclusivos de ciertos formatos de archivo) o utilizando metadatos del sistema de archivos
(Aunque esto no siempre está constantemente poblado o estandarizado en todos los sistemas operativos).