* curva de aprendizaje empinado para algunas características: Si bien la interfaz básica es relativamente intuitiva, algunas características y configuraciones avanzadas están enterradas en los menús o requieren la comprensión de la jerga técnica. Cosas como la aplicación Panel de control versus Configuración, y la gran cantidad de opciones de personalización, pueden ser abrumadores para los nuevos usuarios.
* Bloatware y aplicaciones preinstaladas: Muchos usuarios encuentran las aplicaciones preinstaladas innecesarias e intrusivas. Estas aplicaciones pueden consumir recursos y ralentizar el sistema, especialmente en hardware de gama baja. Desinstalarlos puede ser un proceso sorprendentemente complejo para algunos usuarios.
* Actualizaciones y notificaciones constantes: Si bien las actualizaciones son cruciales para la seguridad, la frecuencia y la intrusión de las actualizaciones de Windows 10 (y sus reinicios) han sido una fuente importante de frustración para muchos. Lo mismo se aplica a las notificaciones, que pueden ser distractoras y difíciles de manejar de manera efectiva.
* Preocupaciones de privacidad: Las prácticas de recopilación de datos de Windows 10 han planteado problemas de privacidad para algunos usuarios. Comprender y administrar estos entornos puede ser un desafío, lo que lleva a una sensación de ser abrumado y potencialmente vulnerable.
* Opciones de diseño inconsistentes: La interfaz combina elementos de varias versiones de Windows, a veces dando como resultado inconsistencias que pueden confundir a los usuarios. La combinación del panel de control clásico y la aplicación de configuración más reciente es un excelente ejemplo de esto.
* RECURSOS INTENSIVO: Windows 10 requiere más recursos del sistema que algunos sistemas operativos más antiguos. Esto puede conducir a problemas de rendimiento en hardware más antiguo o menos potente, haciéndolo sentir lento y frustrante de usar.
* Falta de opciones de personalización en algunas áreas: Si bien algunas configuraciones son altamente personalizables, otras son muy limitadas, lo que dificulta que los usuarios personalicen su experiencia de la manera que deseen.
Es importante tener en cuenta que muchas personas encuentran Windows 10 fácil de usar. La dificultad percibida a menudo es subjetiva y depende de la experiencia previa con las computadoras, la alfabetización tecnológica y las preferencias individuales. Los problemas mencionados anteriormente son quejas comunes, pero no necesariamente significan que el sistema operativo es inherentemente "difícil" de usar. Más bien, su complejidad y amplitud de las características pueden hacer que sea un desafío que algunos usuarios dominen por completo.