Los elementos centrales de una fuerte estrategia de manejo de riesgos incluyen:
* Identificación y evaluación de riesgos: Este es el paso fundamental. Debe identificar posibles amenazas (por ejemplo, malware, phishing, amenazas internas), vulnerabilidades (debilidades en sistemas o procesos) y el impacto potencial de un ataque exitoso. Las evaluaciones de riesgos cuantitativas y cualitativas se utilizan para priorizar los riesgos.
* Mitigación de riesgos: Esto implica la implementación de controles para reducir la probabilidad o impacto de un riesgo. Los ejemplos incluyen:
* Controles técnicos: Firewalls, sistemas de detección/prevención de intrusos (IDS/IPS), software antivirus, cifrado, controles de acceso, autenticación multifactor (MFA), escáneres de vulnerabilidad, etc.
* Controles administrativos: Políticas de seguridad, planes de respuesta a incidentes, capacitación de empleados, verificación de antecedentes, programas de concientización sobre seguridad, etc.
* Controles físicos: Locas, guardias de seguridad, sistemas de vigilancia, etc.
* Transferencia de riesgo: Cambiar el riesgo a un tercero. Esto a menudo implica comprar un seguro (seguro de responsabilidad cibernética) para cubrir las pérdidas financieras de una violación de seguridad.
* Evitación de riesgos: Decidir no participar en actividades que presenten niveles inaceptables de riesgo. Esto podría implicar rechazar un proyecto o oportunidad de negocio porque los riesgos de seguridad asociados son demasiado altos.
* Aceptación de riesgo: Reconocer un riesgo y aceptar las posibles consecuencias. Esto generalmente se realiza por riesgos que se consideran bajos probabilidad y bajo impacto. Sin embargo, esta debería ser una decisión consciente y documentada.
La "mejor" opción es una estrategia equilibrada que aprovecha todas estas opciones. La priorización es clave. Los recursos son finitos, por lo que debe centrarse primero en mitigar las amenazas de mayor riesgo, utilizando una combinación de los métodos anteriores. La revisión y la adaptación regulares son cruciales porque el panorama de amenazas está constantemente evolucionando. Una estrategia que funcionó bien el año pasado podría estar obsoleta hoy.
En resumen, no se trata de elegir un "mejor" método, sino crear un programa integral, adaptable y de gestión de riesgos con recursos bien diseñado para la organización específica y sus desafíos únicos.