1. Gestión centralizada: Una red de cliente cliente ofrece control centralizado sobre recursos como archivos, impresoras y configuraciones de seguridad. El administrador puede administrar fácilmente las cuentas de los usuarios, los permisos y las actualizaciones de software desde un servidor central, lo que hace que el mantenimiento y la solución de problemas sean significativamente más fáciles que en una red de igual a igual donde cada dispositivo potencialmente contiene diferentes versiones de software y configuraciones.
2. Seguridad mejorada: Las redes de cliente-servidor ofrecen una mejor seguridad. Los datos se almacenan centralmente en el servidor, lo que facilita la implementación de medidas de seguridad como controles de acceso, copias de seguridad y firewalls. En una red de igual a igual, la seguridad se basa en usuarios individuales que protegen sus propios dispositivos, que es menos consistente y a menudo más débil en general. La pérdida de datos en una red de igual a igual debido a una sola máquina que falla también es un riesgo significativo que se minimiza por las capacidades inherentes de redundancia y copia de seguridad de un servidor.