Sin embargo, los navegadores que generalmente se consideran entre los menos deseables a menudo carecen de características cruciales, tienen malos registros de seguridad (lo que significa que no reciben actualizaciones regulares para las vulnerabilidades de parches) o tienen un soporte de extensión muy limitado, lo que resulta en una mala experiencia del usuario. Los navegadores que están desactualizados y que ya no respaldan sus desarrolladores son especialmente problemáticos desde una perspectiva de seguridad.
En lugar de señalar a un navegador específico como "lo peor", es más útil aconsejar a las personas que usen navegadores populares y bien mantenidos como Chrome, Firefox, Edge o Safari, que reciben actualizaciones regulares y tienen comunidades grandes y activas que brindan apoyo. Estos navegadores generalmente ofrecen un mejor rendimiento, seguridad y características.