1. Dos o más tarjetas gráficas NVIDIA compatibles: El SLI depende en gran medida de que las GPU de NVIDIA específicas sean compatibles entre sí y con el puente SLI mismo. Nvidia ha eliminado en gran medida el soporte de SLI en los últimos años, lo que dificulta la búsqueda de tarjetas compatibles. Consulte el sitio web de NVIDIA para obtener una lista de tarjetas con certificación SLI (aunque es probable que la lista sea muy corta o inexistente).
2. Un puente SLI: Este conector físico vincula las tarjetas gráficas juntas. El puente debe ser compatible con las tarjetas gráficas y las ranuras PCIe de la placa base. Los puentes más antiguos pueden ser físicamente incompatibles con las tarjetas más nuevas, incluso si son técnicamente compatibles.
3. Una placa base compatible con suficientes ranuras PCIe: Necesita al menos dos ranuras PCIe X16, idealmente colocadas de cerca para acomodar el puente SLI. El chipset de la placa base también debe soportar SLI. Muchas placas base modernas no incluyen soporte de SLI.
4. Una fuente de alimentación compatible: Las configuraciones de múltiples GPU exigen significativamente más potencia que una sola GPU. Su fuente de alimentación debe tener suficiente potencia y conectores de potencia apropiados (6 pines, 8 pines, etc.) para manejar el sorteo combinado de GPU y todos los demás componentes.
5. Controladores apropiados: Necesita los controladores NVIDIA correctos instalados, específicamente los que admiten SLI. Incluso con el hardware en su lugar, la incompatibilidad del controlador es una causa frecuente de la falla de configuración de SLI.
6. Juegos y aplicaciones que admiten SLI: No todos los juegos o aplicaciones se beneficiarán o incluso admitirán SLI. Muchos juegos modernos han eliminado el soporte de SLI. Compruebe si sus juegos dirigidos admiten SLI antes de invertir en el hardware.
7. Sistema operativo: Por lo general, se requiere una versión compatible de Windows.
En resumen: Configurar SLI es complejo y a menudo problemático. Raramente vale la pena el esfuerzo hoy en día, ya que las ganancias de rendimiento a menudo son mínimas y frecuentemente eclipsan los desafíos de la configuración y la compatibilidad. Para mejorar el rendimiento de los gráficos, una sola tarjeta gráfica de gama alta es casi siempre una mejor opción.