* Capacidad limitada: Los discos de disquete y los unidades ópticas (especialmente los más antiguos) tienen capacidades de almacenamiento muy pequeñas. La sobrecarga de la creación y la gestión de particiones consume una parte significativa de este espacio ya limitado, lo que hace que los beneficios sean insignificantes. El espacio adicional utilizado por la tabla de partición reduciría drásticamente el almacenamiento utilizable.
* Diseño de un solo volumen: La mayoría de los formatos de disco y accionamiento óptico están inherentemente diseñados para funcionar como un solo volumen. Sus sistemas de archivos (como FAT12/16 para discos de disquete) generalmente no están construidos para manejar múltiples particiones. Tratar de forzar la partición podría corromper los datos.
* Compatibilidad de lectura/escritura: La partición puede hacer que el disco sea ilegible por muchos dispositivos. Es posible que diferentes sistemas y aplicaciones operativos no puedan reconocer la estructura dividida, especialmente con formatos más antiguos y menos comunes. Esta incompatibilidad derrota el propósito de tener un medio de almacenamiento portátil.
* Protección de escritura: Muchas unidades ópticas son de solo lectura. Incluso si se escribe, el proceso de partición probablemente requeriría escribir en el disco, lo que no es posible en muchos medios de escritura protegidos.
* obsolescencia tecnológica: Los discos disquetes son prácticamente obsoletos, y los unidades ópticas se desvanecen en importancia. La necesidad de dividir tales dispositivos es extremadamente bajo dada la disponibilidad de tecnologías de almacenamiento mucho más eficientes.
En resumen, el esfuerzo y los riesgos potenciales asociados con la división de discos disquetes y los impulsos ópticos superan con creces cualquier beneficio concebible. La capacidad limitada y el diseño de estos medios los hacen inadecuados para la partición.