1. Rendimiento (velocidad de transferencia de datos): Esto mide cuántos datos puede leer o escribir el disco duro en una cantidad de tiempo dada (por ejemplo, MB/S o GB/S). Indica qué tan rápido se pueden mover los datos hacia y desde la unidad. Un mayor rendimiento generalmente significa una carga de aplicación más rápida y transferencias de archivos.
2. Latencia (tiempo de acceso): Esto mide el retraso antes de que la unidad pueda comenzar a transferir datos. Incluye el tiempo necesario para ubicar los datos en el plato (buscar tiempo) y el tiempo para que el plato gire al sector correcto (latencia de rotación). La menor latencia conduce a aplicaciones más receptivas y un acceso más rápido a archivos individuales.
3. IOPS (operaciones de entrada/salida por segundo): Esto mide el número de solicitudes de lectura o escritura que la unidad puede manejar por segundo. Es particularmente importante para aplicaciones que realizan muchas lecturas y escrituras pequeñas, como bases de datos. Alto IOPS indica un mejor rendimiento en escenarios con numerosas operaciones de archivos pequeños.
Mientras que existen otras métricas (como buscar el tiempo y la latencia rotacional, que son componentes de la latencia), estas tres ofrecen una descripción general integral que abarca la velocidad de transferencia de datos y la capacidad de respuesta. La importancia relativa de cada métrica depende en gran medida del caso de uso específico.