* Velocidad del reloj: Esta es la frecuencia en la que el reloj interno de la CPU marca, generalmente medido en GHz. Una mayor velocidad de reloj generalmente significa más operaciones * potencialmente * por segundo.
* Instrucción por reloj (IPC): Las CPU modernas a menudo pueden ejecutar más de una instrucción por ciclo de reloj a través de técnicas como tuberías y ejecución superscalar. IPC afecta significativamente las operaciones reales por segundo.
* Complejidad de instrucciones: Las diferentes instrucciones tardan diferentes cantidades de tiempo en ejecutarse. Una adición simple será más rápida que un cálculo complejo de punto flotante.
* Número de núcleos: Las CPU de múltiples núcleos pueden realizar múltiples operaciones simultáneamente.
* Rendimiento de caché: El acceso a la memoria caché más rápido acelera las instrucciones y la manipulación de datos, lo que lleva a más operaciones por segundo.
* carga de trabajo: El tipo de tarea que se realiza influye en gran medida en el rendimiento. Una CPU podría ejecutar muchas instrucciones simples rápidamente pero luchar con algunas complejas.
Por lo tanto, no hay una sola respuesta. Una CPU de baja potencia podría realizar miles de millones de operaciones por segundo, mientras que una CPU de servidor de alta gama podría realizar billones. Centrarse únicamente en la velocidad del reloj da una imagen muy incompleta.