* Marketing y marca: El nombre del "Pentium" era mucho más comercializable y más fácil de recordar y pronunciar que "586". Sonaba más moderno, sofisticado y menos técnico, lo que lo hacía más atractivo para el comprador de computadora promedio. El esquema de nombres numéricos se estaba volviendo confuso a medida que los números se hicieron más grandes.
* Evitar problemas legales: La arquitectura "80x86" era legalmente ambigua. AMD y otras compañías estaban desarrollando procesadores compatibles con la arquitectura X86, e Intel quería proteger mejor su marca e propiedad intelectual. El nombre del Pentium proporcionó un reconocimiento de marca más distinto, diferenciando a sus procesadores de los competidores.
* Imagen mejorada: El cambio a una marca le permitió a Intel posicionar mejor a sus procesadores como productos premium, reforzando su imagen como innovador líder en la industria informática. La marca Pentium se convirtió en sinónimo de alto rendimiento y calidad.
En resumen, el cambio de 586 a Pentium fue una decisión de marketing estratégica destinada a mejorar el reconocimiento de la marca, simplificar la comprensión del consumidor y proteger su propiedad intelectual.