* Arquitectura: Una arquitectura de CPU más nueva, incluso a una velocidad de reloj más baja, podría tener mejoras arquitectónicas significativas (por ejemplo, mejor conjunto de instrucciones, tuberías más eficientes, cachés más grandes) que conducen a instrucciones más altas por ciclo (IPC). Un IPC más alto significa que puede hacer más trabajo por ciclo de reloj, compensando efectivamente la menor velocidad del reloj.
* Número de núcleos y hilos: Es probable que un Core i7 tenga más núcleos e hilos que una hipotética CPU de 4GHz de una generación mucho más antigua. Las aplicaciones de múltiples subprocesos pueden aprovechar múltiples núcleos para acelerar significativamente el procesamiento, lo que hace una CPU de múltiples núcleos con una velocidad de reloj más baja más rápida que una CPU de un solo núcleo o doble núcleo con mayor velocidad de reloj.
* Tamaño del caché: Los tamaños de caché más grandes permiten que la CPU acceda a los datos utilizados con frecuencia más rápidamente, mejorando el rendimiento. Un Core i7 probablemente tiene cachés más grandes que una CPU de 4GHz más antigua.
* tdp y enfriamiento: Una mayor velocidad de reloj a menudo implica un mayor consumo de energía (TDP). Si la CPU de 4GHz tiene una limitación térmica (la velocidad de su reloj se reduce debido al sobrecalentamiento), funcionará peor que una CPU de 3GHz más fría.
* Carga de trabajo específica: Ciertas tareas pueden estar mejor optimizadas para la arquitectura de Core i7.
En resumen, si bien la velocidad del reloj es una métrica relevante, no es el único determinante del rendimiento de la CPU. El diseño moderno de la CPU incorpora muchos otros factores que afectan significativamente la velocidad general. Una CPU más moderna y bien diseñada puede superar fácilmente a una CPU más antigua y de buen año, particularmente en tareas de múltiples subprocesos.