* Cambiar temas: Aplicación de estilos visuales más allá de lo que Windows XP admitió de forma nativa.
* Modifique el registro: Para alterar la configuración no expuesta en la interfaz estándar (esto es riesgoso si se hace incorrectamente).
* Administrar programas de inicio: Controlando qué programas se cargan al arranque.
* Ajuste el rendimiento del sistema: Optimización de la configuración para la velocidad u otros aspectos.
* Personaliza el escritorio: Agregar gadgets o alterar la apariencia de los iconos y la barra de tareas.
Tenga en cuenta que muchas de esas herramientas ya no están actualizadas o admitidas ya que Windows XP ya no es compatible con Microsoft. El uso de herramientas obsoletas puede representar riesgos de seguridad.