Debido a que estos puertos son reconocidos a nivel mundial y asociados con servicios específicos (por ejemplo, puerto 80 para HTTP, puerto 21 para FTP), las aplicaciones que usan ellos no requieren que los usuarios especifiquen el número de puerto al conectarse. La aplicación del cliente puede simplemente conectarse al nombre de host o la dirección IP apropiada, y el sistema operativo sabe dirigir el tráfico al puerto correcto. Esto hace que las aplicaciones sean mucho más fáciles de usar y más fáciles de implementar porque no hay necesidad de una configuración compleja de puertos.
Sin embargo, esta facilidad de uso viene con la desventaja significativa de que solo los usuarios privilegiados (típicamente root o administrador) pueden unirse a estos puertos, aumentando el riesgo de seguridad de ejecutar aplicaciones con ellos. Es por eso que la mayoría de las aplicaciones optan por usar puertos efímeros (puertos numerados más altos asignados dinámicamente).