1. Configuración y terminación del circuito virtual: Esto implica establecer una conexión lógica (el circuito virtual) entre los hosts de origen y destino antes de que comience cualquier transmisión de datos, y luego derriba esa conexión después de que se complete la transferencia de datos. Esta configuración incluye cosas como la determinación de la ruta y la asignación de recursos a lo largo de la ruta elegida.
2. Reenvío de paquetes: Una vez que se establece el circuito virtual, la capa de red es responsable de reenviar paquetes a lo largo de la ruta predeterminada. Cada paquete incluye un identificador de circuito virtual (VCI) que permite que los enrutadores a lo largo de la ruta identifiquen el circuito virtual correcto para reenviar el paquete sin necesidad de realizar una nueva búsqueda de enrutamiento para cada paquete. Esto es significativamente más eficiente que las redes de datos que requieren decisiones de enrutamiento individuales para cada paquete.
3. Control de congestión: Incluso con las rutas preestablecidas, puede ocurrir congestión. La capa de red en un circuito virtual necesita mecanismos para administrar y aliviar la congestión para evitar la degradación del rendimiento o la falla de la red completa. Esto podría implicar el control de flujo (limitar la velocidad a la que una fuente envía datos) u otras técnicas para priorizar o arrojar tráfico.
Si bien existen otras funciones, estas tres son posiblemente las * más * importantes porque son fundamentales para el funcionamiento del circuito virtual en sí. Sin estos tres, todo el concepto de un camino dedicado y preestablecido para una comunicación eficiente colapsaría.