Tecnología:
* Hardware asequible y robusto: La clave es hardware de bajo costo, fácilmente desplegable y mantenible. Esto podría incluir:
* redes de área amplia de baja potencia (LPWANS): Las tecnologías como Lorawan, Sigfox y NB-IoT ofrecen un consumo de largo alcance y bajo consumo de energía, ideal para áreas escasamente pobladas o sensores de conexión. Estos no son ideales para un alto ancho de banda, pero son buenos para IoT y acceso básico a Internet.
* redes de malla Wi-Fi: Los enrutadores Wi-Fi individuales se pueden interconectar para crear una red más grande, expandiendo la cobertura en colaboración. El software como OpenWRT o firmware similar permite la personalización y la gestión comunitaria.
* Estaciones base operadas y operadas por la comunidad (celular o fija inalámbrica): Esto requiere más experiencia técnica y una inversión inicial potencialmente más alta, pero otorga más control y potencial para un mayor ancho de banda. Esto podría facilitarse a través de cooperativas o organizaciones comunitarias.
* Tecnología de espacios blancos: Utilización de frecuencias de transmisión de TV no utilizadas para el acceso inalámbrico a Internet. Esto requiere una gestión y coordinación cuidadosa para evitar la interferencia.
* Software de código abierto: El uso de software de código abierto para la gestión de redes, el enrutamiento y la seguridad promueve la participación de la comunidad, la transparencia y evita el bloqueo del proveedor. Los ejemplos incluyen:
* freeradius: Para autenticación y autorización.
* OpenVpn: Para conexiones seguras.
* Varios software de red de malla: Como Batman-Adv o Olsr.
* Soluciones de potencia: El poder confiable es crucial. Las opciones incluyen:
* energía solar: Especialmente útil en ubicaciones remotas.
* potencia de la cuadrícula: Donde estén disponibles.
* respaldo de batería: Para garantizar el tiempo de actividad durante las interrupciones.
Compromiso y gobernanza de la comunidad:
* Iniciativas dirigidas por la comunidad: Empoderar a las comunidades locales para poseer y administrar sus redes fomenta la aceptación y la sostenibilidad. Esto podría involucrar cooperativas de propiedad comunitaria o organizaciones sin fines de lucro.
* Programas de incentivos: Los gobiernos o organizaciones privadas podrían ofrecer subsidios o subvenciones para que las personas o las comunidades desplegaran centros.
* Educación y capacitación: Brindar capacitación sobre la configuración de la red, el mantenimiento y la seguridad es crucial para una adopción exitosa.
* marcos legales claros: Las regulaciones deben ser claras y apoyar a las redes de propiedad de la comunidad, evitando los requisitos de licencia demasiado onerosos. Esto también requiere abordar la responsabilidad y la privacidad de los datos.
* Plataformas de colaboración: Los foros en línea, las herramientas de comunicación y las plataformas de documentación colaborativa son esenciales para la coordinación y el intercambio de conocimientos entre los participantes.
Desafíos:
* Financiación: Asegurar fondos suficientes para hardware, instalación, mantenimiento y operaciones continuas es un obstáculo significativo.
* Experiencia técnica: Configurar y mantener una red inalámbrica requiere habilidades técnicas. Abordar esta brecha de habilidades a través de la capacitación y la tutoría es vital.
* obstáculos regulatorios: La navegación de licencias, la asignación de espectro y otros requisitos reglamentarios puede ser complejo y lento.
* Seguridad: Asegurar la seguridad de la red y proteger los datos del usuario es fundamental.
* escalabilidad: Escalar la red a un tamaño verdaderamente vasto requiere una infraestructura robusta y estrategias de gestión eficientes.
En esencia, la creación de una red de base depende de la combinación de tecnología fácilmente accesible y asequible con una fuerte participación comunitaria, gobernanza transparente y entornos regulatorios de apoyo. Es una empresa compleja, pero los beneficios potenciales (mayor acceso a Internet, equidad digital y empoderamiento de la comunidad) son sustanciales.