El problema podría provenir de varias fuentes:
* Falla de hardware: La unidad de arranque en sí (disco duro, SSD) podría haber fallado, desconectado o tener un sector de arranque dañado.
* Orden de arranque incorrecto: El BIOS/UEFI puede configurarse para probar el arranque desde un dispositivo que no contiene un sistema operativo de arranque.
* Archivos de arranque corruptos: El cargador de arranque (por ejemplo, GRUB, Windows Boot Manager) en la unidad de arranque puede estar dañado o faltando.
* Cable suelto o defectuoso: Los datos o el cable de alimentación que conectan la unidad de arranque a la placa base podrían estar sueltos o defectuosos.
* BIOS/UEFI Problemas: Los problemas con el firmware BIOS/UEFI en sí podrían evitar que detecte la unidad de arranque.
* Hardware incompatible: Un nuevo disco duro u otro componente podría no ser compatible con el BIOS/UEFI del sistema.
En resumen, es un problema de arranque fundamental que indica que el sistema no puede localizar y cargar su sistema operativo. La resolución de problemas implica verificar las conexiones físicas, el orden de arranque en el BIOS/UEFI e intentar potencialmente reparar o reinstalar el sistema operativo.