1. Auto-replicación: Un virus debe poder hacer copias de sí misma. Este es el núcleo de su mecanismo de propagación, lo que le permite extenderse a otros archivos y sistemas.
2. Adjunto: Un virus debe adjuntar a un programa o archivo de host. Esto permite que se ejecute o cargue junto con su host, permitiendo su replicación y actividades maliciosas.
3. Intención maliciosa: El objetivo final de un virus es realizar una acción dañina, como eliminar archivos, corromper datos, robar información o interrumpir la funcionalidad del sistema.
Si bien estas son las tres características fundamentales, algunos virus pueden emplear técnicas adicionales como usar vulnerabilidades específicas, explotar las debilidades del sistema o la propagación a través de las conexiones de red.