1. Credibilidad y sesgo de origen: Esto implica examinar quién creó el mensaje, sus posibles motivos y cualquier sesgo inherente que puedan tener. ¿Son un experto en el campo? ¿Tienen una participación financiera o ideológica en la información presentada? ¿Se conoce la fuente por su precisión y equidad, o son propensas a exagerar o desinformación?
2. Construcción y técnicas de mensajes: Esto considera * cómo * se presenta el mensaje. ¿Qué técnicas se utilizan para persuadir a la audiencia (por ejemplo, atractivo emocional, lenguaje cargado, uso selectivo de evidencia, manipulación visual)? ¿La información se presenta de manera equilibrada, o solo muestra un lado de la historia? ¿Hay falacias lógicas presentes?
3. Audiencia y propósito: Comprender el público previsto ayuda a determinar el impacto del mensaje y si está adaptado para manipular o informar. ¿Cuál es el objetivo final del mensaje? ¿Es para informar, persuadir, entretener o algo más? Reconocer el propósito ayuda a comprender las posibles limitaciones y sesgos inherentes a la información.