* Centros de datos: Mantener la operación continua es primordial. El intercambio en caliente permite reemplazar las unidades durante las ventanas de mantenimiento o incluso durante las fallas sin afectar los servicios que se ejecutan en el sistema.
* entornos de servidor: Similar a los centros de datos, los servidores a menudo necesitan tiempo de actividad constante. El intercambio en caliente permite el mantenimiento proactivo (reemplazar una unidad de envejecimiento) o el mantenimiento reactivo (reemplazar una unidad fallida) con una interrupción mínima.
* Sistemas de alta disponibilidad: Los sistemas diseñados para la redundancia dependen en gran medida del intercambio en caliente. Si una unidad falla, el sistema puede continuar funcionando mientras se reemplaza la unidad fallida. Esto a menudo se combina con configuraciones RAID para la protección de datos.
En resumen, el intercambio en caliente reduce el riesgo de pérdida de datos e interrupción del servicio asociada con el intercambio de frío (que requiere un apagado del sistema). El factor de conveniencia de no tener que programar un largo tiempo de inactividad también es un beneficio significativo.