* Baja capacidad de almacenamiento: Su capacidad era increíblemente limitada, comenzando en 180 kb y alcanzando un máximo de 1.44 MB para la variedad más común de 3.5 pulgadas. Esto significaba que solo podía almacenar una cantidad muy pequeña de datos.
* Medios frágiles: Los disquetes mismos fueron fácilmente dañados. Doblar, rascar o incluso exposición a imanes podría hacerlos ilegibles. El polvo y la suciedad también fueron problemas importantes.
* Tasas de transferencia de datos lentos: Leer y escribir datos para disquete fue insoportablemente lento en comparación con los discos duros incluso los primeros, y mucho menos los SSD modernos o las unidades NVME.
* durabilidad limitada: Los datos en un disquete no fueron particularmente duraderos. Con el tiempo, los datos podrían degradarse y volverse ilegibles, incluso si el disco en sí no parecía no dañado.
* Problemas de portabilidad (irónicamente): Si bien se promocionaban por portabilidad, eran voluminosos en comparación con las unidades USB modernas y se dañaron fácilmente durante el transporte.
* susceptible a la pérdida de datos: Los datos sobre un disquete eran vulnerables a diversas formas de corrupción, y no había una manera fácil de recuperar datos perdidos.
* Uso inconveniente: Las unidades requirieron un manejo cuidadoso para evitar dañar el disco. Tenía que insertar y expulsar manualmente el disco, un proceso propenso a errores y daños potenciales.
En resumen, las unidades de disquete fueron lentas, de baja capacidad, poco confiables y propensas al daño. Su única ventaja real era su bajo costo (en ese momento), la portabilidad (en relación con los discos duros de la época) y su ubicuidad, lo que significa que casi todas las computadora tenían un disco y los discos eran fácilmente accesibles. Pero esas ventajas fueron muy superadas por sus limitaciones.