1. Desfragmentación (solo para HDDS): Las unidades de disco duro (HDDS) almacenan archivos en fragmentos dispersos por los platos. La desfragmentación reorganiza estos fragmentos, permitiendo que los cabezales de lectura/escritura accedan a los datos de manera más rápida y secuencial. Esto reduce significativamente los tiempos de acceso y mejora el rendimiento general. Los SSD (unidades de estado sólido) no se benefician de la desfragmentación e incluso puede ser perjudicial.
2. Actualizar a un SSD: La mejora del rendimiento más significativa proviene de reemplazar un HDD tradicional con una unidad de estado sólido (SSD). Los SSD usan memoria flash, ofreciendo velocidades de lectura y escritura drásticamente más rápidas en comparación con los HDD. Esto da como resultado tiempos de arranque más rápidos, carga de aplicación y capacidad de respuesta general del sistema.
3. Optimizar la configuración del sistema: Esto incluye tareas como deshabilitar programas de inicio innecesarios, limpiar archivos temporales y garantizar que su sistema operativo se actualice con los últimos parches de rendimiento. Un sistema desordenado con muchos procesos de fondo en ejecución puede afectar significativamente el rendimiento del disco duro, ya que aumenta la cantidad de datos que se leen y escriben. Usar una utilidad de limpieza de disco y deshabilitar los servicios innecesarios puede liberar recursos y mejorar las velocidades de acceso de la unidad.