* Compatibilidad de arquitectura de conjunto de instrucciones (ISA): El sistema operativo debe ser compatible con el ISA del microprocesador. La ISA define las instrucciones que entiende el procesador. Un sistema operativo escrito para un procesador X86 no se ejecutará en un procesador ARM sin modificación significativa (emulación, traducción, etc.).
* Capacidades del sistema: La combinación dicta el rango de tareas que el sistema puede realizar. Un procesador poderoso con un sistema operativo liviano podría ser adecuado para los sistemas integrados, mientras que un procesador menos poderoso con un sistema operativo exigente podría tener dificultades con tareas complejas.
* Límites de rendimiento: La velocidad del procesador, el número de núcleos y el tamaño de la memoria caché, junto con la eficiencia del sistema operativo en la gestión de los recursos, determinan la velocidad y la capacidad de respuesta general del sistema. Un poderoso procesador obstaculizado por un sistema operativo hinchado o ineficiente no funcionará tan bien como podría.
* Compatibilidad de hardware y software: El sistema operativo actúa como intermediario entre las aplicaciones y el hardware. El sistema operativo necesita controladores para comunicarse con componentes de hardware específicos, y la combinación del procesador, el sistema operativo y los controladores disponibles determina qué periféricos se pueden usar.
* Características de seguridad: Tanto el procesador como el sistema operativo contribuyen a la postura de seguridad general del sistema. El procesador puede tener características de seguridad incorporadas, y el sistema operativo proporciona más capas de protección a través de cuentas de usuario, controles de acceso y actualizaciones de seguridad.
En resumen, es la sinergia (o la falta de ella) entre el hardware (microprocesador) y el software (OS) lo que da forma a la funcionalidad completa de la computadora y la experiencia del usuario.