He aquí por qué:
* Diferencias de resolución: Los monitores muestran imágenes con píxeles, pero el número de píxeles (resolución) es diferente de los puntos por pulgada (DPI) utilizados en la impresión. Los monitores tienen un DPI relativamente bajo, mientras que las impresoras requieren un DPI mucho más alto para producir una imagen nítida y clara. Una imagen de baja resolución simplemente no tiene suficiente información para escalar al DPI más alto requerido para la impresión.
* Pixelation y bordes irregulares: Cuando se imprime una imagen de baja resolución, la impresora intenta llenar los espacios entre los píxeles, lo que a menudo resulta en pixelación notable, bordes irregulares y una apariencia borrosa o borrosa.
* Pérdida de detalles: Los detalles finos, los gradientes sutiles y las líneas afiladas se perderán o se degradarán significativamente en el proceso de impresión. La impresión carecerá de la claridad y la nitidez que se ve en la pantalla.
En resumen, mientras que una imagen puede parecer aceptable en un monitor, su resolución limitada se vuelve dolorosamente obvia cuando se imprime, lo que lleva a una calidad de impresión significativamente inferior. Las imágenes de alta resolución son cruciales para impresiones de buena calidad.